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- Ser coherente: Mis palabras deben coincidir con mis acciones. Si predico ciertos valores o comportamientos, los practico siempre, no solo cuando es conveniente.
- Generar confianza: Ser transparente, honesto y mostrar vulnerabilidad cuando es necesario, para que mis colaboradores sientan que pueden confiar en mí y en mi liderazgo.
- Inspirar con propósito: Ayudar a que el equipo vea el sentido de lo que hacemos, por qué lo hacemos y cómo cada miembro contribuye al logro de objetivos importantes.
- Escuchar y empatizar: Los líderes que realmente escuchan y entienden a sus colaboradores son más respetados y seguidos porque muestran interés genuino en el bienestar y desarrollo de su equipo.